Étrange

Eres rara, me dices. ¿Por qué?, te pregunto. Tú sólo me respondes diciendo que es porque te doy miedo. ¿Acaso piensas que soy rara por mi percepción del mundo? ¿Porque prefiero un buen libro que ir a un antro? ¿Porque pienso que fumar, beber o drogarse es una gran estupidez? ¿Por qué no deseo permanecer en convulsiones y vomito cada fin de semana en la casa de algún desconocido? ¿Es por las cosas que digo y que eres incapaz de comprender? ¿Sólo porque tu intelecto no da para entenderme, me juzgas de anormal? Ja! Que patético.

Es posible que no pienses eso, tal vez sólo te parezco rara por mi forma de vestir. ¿Es eso? ¿Me condenas sólo por ser una Lolita? ¿Por querer usar vestidos que sólo reflejan lo que soy? ¿Te molesta que no piense igual que tú y que no sea sólo un borrego que sigue a los demás?

Pero es posible que no sea mi vestimenta lo que te molesta. Tal vez sólo sea mi actitud la que detestes. ¿A cuál de las dos yo no soportas? ¿A la solitaria que vive en reflexiones y se aísla de la sociedad, o a la eufórica que grita y salta? Por la primera me toman por una antisocial e inadaptada, por la segunda me llaman loca, enferma o inmadura.

Bien, no pienso cambiar para darte gusto. Además… ¿Eso a ti que te importa? Yo soy lo que soy y no dejaré que me reproches eso. Esta es mi vida y puedo vivirla a mi manera. Rechazo tus ideas de normalidad, pues nunca he sabido siquiera cuales son. Y aunque me lo dijeses simplemente daría media vuelta y seguía siendo yo, porque no me interesa ser parte de esa gran masa de humanos cobardes que sólo siguen a otros.

Tengo a mis amigos que me quieren como soy, y ellos son los únicos que pueden importarme. Si no me aceptas sólo pasaré de largo sin verte, así que para mi no es valida la respuesta “Por que me das miedo”.